El Coaching como gerundio de acompañar 

El coaching como gerundio de acompañar

El café con leche y el poder transformador de la conversación

Parece que han pasado mil años desde que creé mi blog. Digo “mil años” porque parece que  esto de los blogs es algo muy antiguo que “ya no se lleva”. Como mucho, me dicen, un v-log con “v” de videos, en los que obligatoriamente tengo que exponerme con constancia, transparencia y relevancia. Pues lo siento, pero me sigue pareciendo que quienes se merecen esos tesoros (constancia, transparencia y relevancia) son quienes están conmigo día a día y en carne y hueso. 

Pero, en fin, a lo que iba, que cuando creé el blog lo quise llamar “Eneagrama con leche” por una razón que me sigue convenciendo e inspirando. Y es que me encanta la imagen de estar hablando de Eneagrama con tranquilidad y honestidad, con la intimidad y trascendencia del acto ordinario de tomarnos juntos un café con leche. 

Descubrí que el Eneagrama podría aterrizar en mi vida diaria si me lo llevaba conmigo a mis conversaciones, y si me miraba en su espejo en mis dilemas, crisis y decisiones. Descubrí que el Eneagrama no es para talleres ni retiros inolvidables, sino para quien busca estar presente cada día, para tomárselo cada mañana con humildad y sin maquillaje.

Y entiéndeme, digo Eneagrama pero podría hablar de otras herramientas o propuestas de autoconocimiento y desarrollo personal. La cosa es que en este camino de avanzar hacia una versión más libre e integrada de nosotros mismos no podemos cometer el error de menospreciar el simple acto de abrirnos en la conversación con alguien que nos escucha y no nos juzga.

Sin lugar a dudas, nos conocemos a nosotros mismos en relación a los demás. Es cierto que sí, el autoconocimiento ocurre en nuestra propia cabeza y corazón, en esos circuitos internos y secretos. Pero sin las voces que recibimos de los otros, sin las chispas que saltan con otros, sin la compañía para bien y para mal, yo creo que no hay – ni tendría sentido – el autoconocimiento. 

El coaching como gerundio de acompañar

A veces, en cuanto a nuestra vocación o profesión, podemos mirar atrás y ver que llevamos “toda la vida” haciendo lo mismo. Que simplemente, según el momento y el contexto, ha cambiado de forma o nombre, pero que en esencia, es lo mismo. 

Lo oigo en los podcasts en los que entrevistan a emprendedores, cuyos primeros negocios tenían que ver con vender limonada con 7 años. O en los documentales de grandes cantantes, que llevan creando música desde los 4. De pequeña, mi hermana, que ha publicado un par de novelas, me dormía contándome historias que se iba inventando cuando nos apagaban la luz. 

En mi caso, por ejemplo, siempre me ha gustado acompañar a otros. Escuchar, entender, preguntar… y a veces, si me dan lugar o me lo piden, aportar algún granito de arena. Aún recuerdo con nitidez y cariño el camino gastado del colegio a casa, siempre hecho al paso de una compañera u otra, absortas en conversación, en sincera terapia diaria. 

Los que habitamos en el mundo de los que nos gusta acompañar a otros, quizá hemos pasado por distintas etiquetas. Algunas de ellas pueden haber sido “amiga”, “compañero”, “monitor”, “mentora”, “líder”, “profesora”, “consejero”, “pastora”, “terapeuta”… y quizá últimamente también “coach”.

Este último término inglés, “coach”, que podríamos traducir como “entrenador”, se ha convertido en una nueva profesión y en un vocablo cada vez más común entre nosotros. Al principio era un título algo borroso y ambigüo, y se ha ido especificando con la oferta de formaciones y títulos. Certificaciones, por cierto, cuyos sellos cada vez son más grandiosos aunque no siempre más capacitadores de la acción que buscábamos.

La cosa es que aquí estamos, las personas que disfrutamos de conocer a otros y de caminar con ellos. Las personas que levantamos la vista del suelo intentando comprender hacia dónde vamos para cuando haga falta corregir el rumbo con cuidado y respeto. 

Aquí estamos, los que queremos escuchar, aceptar, amar, ayudar. Avanzar. Los coaches de vida, las coaches de duelo, los terapeutas y los profesores, las madres y los padres, las educadoras y los enfermeros. Pedagogos, capellanes, baristas. Aquí estamos los que caminamos y entendemos el coaching como el gerundio de acompañar.

La viga que se me metió en el ojo

Igual te suena: unas de las lecciones de Jesús en los evangelios tiene que ver con que muchas veces nosotros vemos la mota en el ojo del otro y no nos damos cuenta de la viga que tenemos en el nuestro. Qué imagen más clara para exhortarnos a acompañar con humildad y conciencia, con un espejo en el bolsillo siempre, para asegurarnos que seguimos humildes, aprendiendo y abiertos. 

Porque lo cierto es que no llegamos nunca a la perfección ni tenemos nadie un mapa mágico que vender. Aunque mis redes sociales solo hacen eso mismo, ofrecer fórmulas milagrosas y únicas. Me bombardean diariamente con las estrategias probadas, los gurús salvadores, las tendencias que no puedo ignorar. 

En fin. Ya ves que les ignoro. Aquí estoy escribiendo parrafadas a corazón abierto, sin inteligencia artificial ni clara estrategia de marketing. 

Porque algunos no buscamos más estatus o dinero. Algunos queremos seguir acompañando por amor a las personas y porque creemos que hay caminos que nos llevan a vivir más libremente, produciendo mucho más “buen fruto” que podamos disfrutar y compartir. Porque las cosas pasajeras no nos deslumbran y preferimos sembrar en algo más duradero.

Sin embargo aquí, aún con las mejores de las intenciones, podemos encontrarnos con una viga en el ojo del tamaño de Francia, con una maleta gigante que arrastramos del pasado y con un cocktail de títulos y experiencias que forma un currículum vistoso pero que hacen de nuestro paso algo cuando menos dudoso. 

¿Cómo acompaño? ¿tengo una viga en el ojo que no me deja hacerlo tan bien como podría? ¿qué es lo que veo en el otro pero no logro ver en mí? ¿cuáles son mis puntos ciegos? ¿qué sesgos me están ralentizando? ¿qué creencia me impide acompañar mejor? 

Aquí, entre tantas preguntas, siempre encuentro que el Eneagrama me ofrece algún espejo útil. Alguna mirada sabia y compasiva a la vez que precisa, como el bisturí de una neurocirujana. 

El Eneagrama describe todas estas cosas, las pone sobre la mesa, para que yo las considere. Para que yo me libere. Para que sea más yo, y sea mejor conversadora y también mejor acompañante.

El Eneagrama como herramienta de acompañamiento

Me puse a escribir sin saber muy bien a dónde iba. Y creo que voy desembocando en la misma idea de la que partí: Que “el Eneagrama es útil cuando lo conversamos” y ahora añado que “el Eneagrama es útil cuando conversamos”. Espero que hayas notado la sutil diferencia. Espero que te inspire a seguir aprendiendo Eneagrama, a conocer las propuestas sobre los diferentes Eneatipos. Que no dejes de considerar lo que tantos sabios han descrito y abrazado. 

Si eres alguien que acompaña – supongo que en esta categoría deberíamos entrar todos los humanos en mayor o menor medida – te agradezco que me leas. Aplaudo tu curiosidad y tu apertura de mente. Abrazo tus dudas y reservas. Y supongo, te invito a quedarte en mi mesa. A seguir tomando estos cafés virtuales conmigo. Charlando, leyéndome, oyéndome.

Coaches sobradamente preparados

Cada vez son más quienes han dedicado un tiempo y un dinero para sentirse más preparados para acompañar, pero quienes tristemente, se acaban contagiando del nuevo virus, el síndrome del impostor.

¿Te acuerdas del concepto JASP de los ‘90? La etiqueta de “jóvenes aunque sobradamente preparados” se nos puso como generación con generosidad y optimismo, pensando que “nos comeríamos el mundo”. Pero al final la etiqueta nos ha comido a muchos, y los títulos no nos dan la capacidad de hacer aquello que esperábamos hacer. 

Si eres alguien que acompaña a otros pero consideras que te vendría bien un poco más de conocimiento del Eneagrama, te invito a pasar diez semanas conmigo. Nos adentraremos en cada eneatipo para comprenderlo desde la convicción de que nuestra escucha y conversación puede ayudar al otro a dar pasos hacia adelante. Veremos puntos claves y mapas que traen equilibrio, integridad y crecimiento. 

Si eres alguien que conoce el Eneagrama pero luego no sabes cómo llevarlo a la práctica, te invito a acompañarnos en este viaje. 

Si eres alguien que se encuentra con obstáculos invisibles tanto en sí misma como en otros, y quieres entender mejor cómo nuestra personalidad nos afecta, ayuda e impide, te invito a venir con nosotros en esta experiencia. 

Alberto Álvaro Egaña, el director de la Escuela de Coaching en la que doy las clases, acababa recientemente un magnífico artículo sobre el coaching con este párrafo: 

“Cada día somos más los que creemos en una práctica radicalmente distinta. No creemos en salvadores, ni en fórmulas mágicas, ni en títulos de sabiduría. Creemos en el pensamiento relacional, en el aprendizaje colectivo, en la humildad de saber que nadie tiene la última palabra.”

 

No quiero venderte humo. Te ofrezco algo sólido. Como has visto en este blog o en redes, enseño lo que a mí me sirve tanto en mi camino personal como en mi trayecto con otros. 

Y así, te invito. Ven a aprender en mi curso de Eneagrama de la personalidad como herramienta en Coaching y Desarrollo Personal. ¡Te espero! 

En esta página te cuento más detalles. 

Y si tienes preguntas o dudas, escríbeme. 

¡Gracias por tu tiempo de lectura! Pincha aquí para recibir un premio por leer hasta el final 😉 

Berta Byler, Eneagrama con leche

Publicaciones recientes

Cuando me siento a evaluar y planificar, estas son algunas de las acciones u objetivos que me propongo pasando por cada uno de los puntos del Eneagrama....
Lectura del artículo "Coaching como gerundio de acompañar". Sobre el autoconocimiento, el coaching y el café con leche...

El Eneagrama te transforma y te prepara para acompañar mejor Berta Byler, coach y profesora de Eneagrama, te ofrece junto a Escuela de Coaching ECO-CBS, la oportunidad de aprender Eneagrama de una forma clara y transformadora con el fin de...