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Las 9 Pasiones, pecados o vicios – y las 9 virtudes en el Eneagrama

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Algo que me encanta del Eneagrama es que, además de ayudarnos a abrir los ojos para identificar nuestras debilidades, nos ayuda a encontrar las semillas del potencial de grandes virtudes dentro de nosotros y por si fuera poco, además nos indica el camino para desarrollarlas.

Al aprender sobre las pasiones (pecados o vicios) y virtudes del Eneagrama, descubrimos que es posible salir de la sombra, de la zona de debilidad, y entrar a habitar en la zona de la virtud. Utilizar la sabiduría del Eneagrama como herramienta de trabajo personal tiene grandes resultados holísticamente.

Grandes maestros del Eneagrama (como Richard Rohr, Richard Riso, Don Hudson o Beatrice Chestnut, entre otros) comenzaron hace unas 4 décadas a explorar formas de aplicar el Eneagrama al desarrollo personal y espiritual. Hoy día tenemos a nuestro alcance gran riqueza de recursos y consejos para poner en práctica.  

Psicología Sagrada

El Eneagrama habla de “psicología sagrada” combinando dos conceptos que muchos no han imaginado que podrían ir juntos: la psicología y la espiritualidad.

Sin embargo, avanzar en integración psíquica va de la mano de la integración espiritual. Es difícil (¿imposible?) separar los dos procesos. Según vas madurando psíquicamente vas madurando espiritualmente.

“Sin espiritualidad la psicología no nos puede liberar ni conducir a las verdades más profundas acerca de nosotros mismos, y sin psicología, la espiritualidad puede llevarnos a la grandiosidad, la ilusión engañosa y al intento de huir de la realidad”.

Riso y Hudson

El Eneagrama es una herramienta súper útil que

  • primeramente te permite percibir tu interior y verte con más claridad,
  • para luego acceder a verdades espirituales profundas y universales.

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Qué son las pasiones, pecados o vicios

“El núcleo de esta psicología sagrada es que nuestro tipo básico revela los mecanismos psíquicos por los cuales olvidamos nuestra verdadera naturaleza, nuestra esencia divina, nos revela el modo como nos abandonamos”.

Riso y Hudson.

Al formarse nuestra personalidad estructurando estrategias y mecanismos de defensa, vamos desconectando de nuestra verdadera esencia y llegamos a vivir de una forma en la que no somos quien hemos sido creados para ser.

Esta incongruencia entre quien somos y quien vivimos nos produce ansiedad y se manifiesta negativamente en lo que algunos llaman “pasiones”, otros “pecados capitales”, otros “vicios”. Normalmente son inconscientes e invisibles y dirigen nuestra personalidad “sin nuestro permiso”. Es ese “hago lo que no quiero, y lo que no quiero eso hago” del que hablaba el apóstol Pablo.

  • Los caminos de la pasión desembocan en oscuridad, desintegración y fracturación tanto en la relación con uno mismo, con Dios, y con otros.

  • Los caminos de la virtud desembocan en luz, integración y amor tanto en la relación con uno mismo, con Dios, y con otros.

En este artículo vamos a resumir el lado oscuro y el lado luminoso de cada tipo. A mí me gusta llamarlos así porque me ayuda a visualizarlo como dos extremos de una casa, y me imagino así el camino, el pasillo, escaleras, puertas etc, por los que podemos pasar para dejar de habitar en el lado oscuro de nuestra personalidad para residir en el lado luminoso.

Otros nombres:

  • Pasiones
  • Pecados
  • Vicios
  • Sombra
  • Lado oscuro

  • Virtudes
  • Ideas Santas
  • Gracias
  • Luz
  • Lado luminoso

¿Cuál es el vicio y la virtud de cada Eneatipo?

Voy a desarrollar en más profundidad cada uno más adelante en este artículo, pero de momento es bueno ir observando este resumen.

Lo irónico/precioso/divino/alucinante es que el vicio y la virtud de cada tipo parecen extremos de una misma cuerda o caras de una misma moneda:

  • Tipo 1 – ira / serenidad
  • Tipo 2 – orgullo / humildad
  • Tipo 3 – engaño / autenticidad
  • Tipo 4 – envidia / ecuanimidad
  • Tipo 5 – avaricia / desapego (generosidad)
  • Tipo 6 – miedo / valentía
  • Tipo 7 – gula / sobriedad
  • Tipo 8 – lujuria / magnanimidad
  • Tipo 9 – pereza / acción

Desarrollo espiritual en el Eneagrama

Como ya te habrás dado cuenta, es casi imposible aprender sobre el Eneagrama sin (obviamente) llevártelo al terreno personal.

Por eso aprender sobre nuestro tipo y su dinámica no es algo meramente cognitivo (como memorizar contenidos) sino que nos ayuda a acceder a partes de nosotros que solemos ignorar, nuestro inconsciente, nuestras heridas, nuestros mecanismos de defensa o de compensación…. y también a nuestra curación, madurez y transformación.

“El Eneagrama nos muestra los aspectos donde más nos “hace caer” la personalidad. Destaca aquello de lo que somos capaces a la vez que nos muestra lo innecesarios y contraproducentes que son nuestros comportamientos y nuestras reacciones”.

Riso y Hudson

Tenemos que entender que…

  • Yo no soy mi personalidad
    No deberíamos decir “soy un 4”, sino “me identifico con el 4”, “tengo personalidad 4”, “me muevo en la energía del 4”, o la frase que te inventes y te guste. La cosa es que tu personalidad no es igual a ti.
  • Mi personalidad no es mala
    Vale, para crecer y desarrollarnos nos vamos a intentar “deshacer” de nuestra personalidad pero en la zona de lo que es perjudicial para nosotros mismos o para otros. Para muchas cosas nuestra personalidad es un regalo, es una pasada, y es nuestra forma de vivir la vida!!  
  • El desarrollo personal no es abandonar la personalidad
    En nuestro desarrollo personal no nos estamos intentando deshacer de la personalidad sino ir creciendo hacia niveles más sanos. O dicho de otra forma, que más frecuentemente en nuestra vida operemos según los niveles sanos que los malsanos.

 

En el artículo sobre las alas de los eneatipos, cuento cómo “inclinarnos” hacia los números que tenemos a nuestro lado (nuestras alas) puede ayudarnos a crecer porque nos da otra perspectiva y otras posibilidades de pensar, sentir o actuar. También nos pasa lo mismo cuando vamos hacia nuestras flechas de crecimiento.

La cosa es, que cuando dejamos de defender nuestra personalidad empezamos a liberar nuestra esencia. Atención a esta paradoja: cuando ayunamos la necesidad básica de nuestro tipo, acabamos más saciados.

Por ejemplo, la forma “típica” de actuar de un Siete en vacaciones con su familia podría ser algo así: desde que pisa el hotel está ya pensando ir a la piscina, y en la piscina piensa en ir al mini golf, y en el mini golf está pensando en ir al buffet, y en el buffet está pensando en una excursión a un volcán………  Busca estar feliz y satisfecho, y su estrategia de planificar y buscar formas de llegar a ese fin no es, en el fondo, tan buena. Porque en ningún momento ha conseguido estar donde estaba, con su familia, y disfrutarlo. En cada sitio, se encontraba en su mente, salivando lo siguiente.

El crecimiento sería, obligarse a sentarse a desayunar con la familia. Ver qué quieren hacer ellos. Jugar a las cartas al lado de la piscina aunque le parezca que los toboganes le están llamando por nombre. Etc.

Al final de las vacaciones, volvería a casa feliz y satisfecho. Habiendo conectado consigo mismo, habiendo conectado con sus seres queridos. En quitarse las prisas igual hasta habría tenido momentos de revelación, de entender cosas de su trabajo o ver soluciones a problemas que antes no veía.

Repito la paradoja de antes: cuando ayunamos la necesidad básica de nuestro tipo, acabamos más saciados.

Al deshacernos de algunos de los patrones de nuestra personalidad logramos liberar nuestra esencia, es decir, conseguimos ser más nosotros mismos y nuestras virtudes brotan solas.

Virtud y vicio de cada Eneatipo

Si te interesa este tema específico dentro del Eneagrama te recomiendo el libro “Eneagrama Sagrado” de Christopher L. Heuertz en el que explica como podemos identificar patrones tanto de crecimiento como de regresión espiritual.

A continuación vamos a hablar de la pasión y la virtud de cada tipo. La virtud “te saldrá sola” al relajarte y no seguir tus estrategias compulsivas. Espero que encuentres alguna idea que te ayude a comprender(te) mejor y alguna cosillas que puedas poner en práctica.

los luces y sombras del eneatipo uno

El Eneatipo 1, de la ira a la serenidad

La pasión del Uno es la IRA que acaba en obsesión con el resentimiento.

La ira del Uno nace de la frustración con la imperfección de uno mismo y de los demás, o de las circunstancias.

“¿Pero porqué no todos ven que es lo correcto y lo hacen, como hago yo?”

El Uno, casi sin querer, ve todo lo que hay que corregir y arreglar, todo lo que se puede hacer mejor.

El darse de bruces una y otra vez con la imposibilidad de que uno no puede ser perfecto en su calidad de ser humano le llena de ira. Una ira que entiende que “no es buena ni es justificada” así que la suprime.

Pero esa ira siempre esta por ahí abajo y en ebullición, resultando en resentimiento.

El resentimiento es el acompañante de la ira, el sabor que la ira le deja al Uno en la boca, o el color que lo tiñe todo en su vida.

La virtud del Uno es la SERENIDAD que lleva hacia la cualidad divina de la perfección.

Cuando el Uno comienza a abrazar el hecho de que en la vida no hay nada 100% perfecto pero que, simultáneamente, hay tanto que disfrutar en medio de las imperfecciones, desarrolla en su carácter una bellísima serenidad.

El camino es aceptar con calma las circunstancias, a los otros, y por su puesto, a uno mismo.

Desde su nueva postura de serenidad puede comprender la belleza divina escondida en todas las cosas y pueden librarse de la necesidad de que todo este bien. “Todo es como debe ser ahora mismo”.

  • El encuentro y abandono a un Dios perfecto te llena de aceptación y serenidad en la vida, y satisfacción en la perfección de Dios.
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El Eneatipo 2, de la abundancia a la humildad

La pasión del Dos es el ORGULLO que acaba en obsesión con la adulación.

El Dos se dedica a las necesidades de los demás sin dar atención a percibir las suyas propias.

“Yo estoy bien, no necesito nada, pero los demás me necesitan a mi”.

Su orgullo se sostiene en la vanagloria de poner a otros siempre antes que a uno mismo, se alimenta de los agradecimientos, se hace adicto a los halagos.

En el afán de ganarse el afecto de los demás y mantener la idea que proyecta de si mismo muchas veces el Dos llega a ser seductor, intrusivo, o actuar de manera pasiva-agresiva.

El orgullo le impide ver que lo que hace pensando que es “por amor y por las necesidades del otro”, en realidad lo hace para satisfacer las suyas propias.

La virtud del Dos es la HUMILDAD que lleva hacia la cualidad divina de voluntad y libertad.

Cuando el dos empieza a trabajar sus motivaciones y a abrir los ojos a sus mecanismos interiores puede comenzar a apropiarse de sus necesidades sin culpa y sin vergüenza.

En ese proceso va encontrando libertad para aceptar sus carencias y como resultado se posiciona para recibir los regalos y el amor sincero de los demás.

Cuando el Dos desarrolla la humildad en su interior no solo se libera a si mismo sino que empieza a dar a los demás con libertad, es decir, sin exigencias invisibles y sin expectativas.

Al Dos muchas veces se le llama “el dador” y lo más bello es que puede llegar a dar como Dios da, con abandono, generosidad y sin esperar nada a cambio.

  • El encuentro con un Dios que se ocupa de ti y provee todo lo que necesitas te suelta las manos para dar libremente (generosamente y sin expectativas).
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El Eneatipo 3, de las máscaras a la autenticidad

La pasión del Tres es el ENGAÑO que acaba en obsesión con la vanidad.

Pero no pienses que es un mentiroso compulsivo, es más bien que tiene una habilidad especial para escoger las verdades que le convienen y para moldear la realidad para sus fines.

Suena maquiavélico pero “sus fines” no son otros que sentirse válido y exitoso dentro de la imagen que ha escogido hacer de si mismo.

Interpreta los hechos a su manera, recuenta los acontecimientos a su ventaja, adapta la realidad a sus necesidades, escoge las verdades o medias verdades que revela, y acaba creyendo en cierto sentido “lo que quiere”.

Muchas veces la peor víctima de la sombra del Tres es él mismo, al caer en un autoengaño por el que realmente ya no sabe quien es y al caer en una pereza debilitante por desarrollar su verdadero yo.

La virtud del Tres es la AUTENTICIDAD que lleva hacia la cualidad divina de armonía y esperanza.

Para el Tres es transformador comenzar el proceso de aceptar que es amado por ser quien es y no por lo que logra hacer.

Aceptar su valor le da valentía para encontrarse consigo mismo y descubrir su yo auténtico.

El Tres pasa de actuar de una forma cuidada y presumida a mostrarse tal y como es con sencillez, accesibilidad y humildad, sin intentar ser más o menos de lo que es realmente.

Su capacidad de estar auténticamente presente sumado a su alta energía estimula a los demás, motivándoles hacia metas importantes.

La seguridad que gana el Tres al aceptar que es amado aporta a los demás un optimismo realista, un “saber estar” que motiva, anima y dinamiza.

El Tres en este estado lleva a otros a seguir su mismo trayecto de crecimiento: aceptarse, descubrirse y desarrollarse.

  • El encuentro con un Dios que te ama y te acepta te lleva a abrazar quien eres y llevar a otros a esa libertad, anclado en la armonía con Dios y en la esperanza en el amor de Dios
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El Eneatipo 4, de la envidia a la gratitud

La pasión del Cuatro es la ENVIDIA que acaba en obsesión con la melancolía.

El Cuatro tiene grandes ideales para todo pero cuando sus expectativas no se materializan “se le van los ojos a los lados” comparándose con otros.

Percibe que otros sí han conseguido o recibido lo que esperaban, o que los otros sí tienen lo que a él le falta.

La envidia es ese sentimiento “feo” que nace cuando siente que le falta algo esencial.

La envidia abre paso a la melancolía, pudiendo asentarse la tristeza y la depresión en un mar de decepciones y baja autoestima.

La virtud del Cuatro es la ECUANIMIDAD que lleva hacia la cualidad divina de origen.

Cuando el Cuatro entiende que sus emociones van y vienen (nacen y cambian, suben y bajan…) aprende a relajarse ante las que normalmente tildamos de “negativas” ya que comprende que estas forman parte de un todo, que forman parte de la vida.

Así el Cuatro puede aceptar su desilusión sin caer en empeorar las cosas comparándose con otros.

Entiende entonces con agradecimiento que cada uno es único – y eso le da libertad para sentir sin juicio lo que siente.

Así desemboca en la ecuanimidad, una constancia de ánimo e imparcialidad de juicio que inspira a los demás a ser agradecidos y auténticos.

  • El encuentro con un Dios constante y del que todo origina te lleva a abrazar todo lo que trae la vida de una forma calmada y melodiosa.
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El Eneatipo 5, de la avaricia a la generosidad

La pasión del Cinco es la AVARICIA que acaba en obsesión con la tacañería.

Muchas veces el Cinco se siente pequeño e incapaz de defenderse en el mundo.

Su miedo le lleva a refugiarse en si mismo y a acaparar todos los recursos a los que tiene alcance.

De ahí el surgir de la avaricia: esa necesidad insaciable de almacenar recursos.

Acumula su tiempo, conocimiento, energía, y posesiones materiales a su alrededor como si fuera un dragón sentado sobre su tesoro – tener estos recursos le hace sentirse más seguro.

El resultado de esta actitud es una fea tacañería.

El Cinco que deja que la avaricia le domine cree que hay escasez de todo, por lo que percibe la generosidad como una bomba de peligro y miedo.

La virtud del Cinco es el DESAPEGO que lleva hacia la cualidad divina de omnisciencia.

Cuando un Cinco empieza a trabajar su vida interior y espiritual empieza a darse cuenta de los beneficios de separarse de sus pensamientos.

Corta con su necesidad de pensarlo y comprenderlo todo para protegerse y a sus recursos.

Esto le permite acceder a un estado de desapego sano.

En el desapego, el Cinco encuentra espacio para observar y conocer con claridad, y libertad para crear y dar con gran generosidad.

  • El encuentro y abandono a un Dios omnisciente te libera de tener que entenderlo todo o tener que ser más – la confianza de que Él es más que suficiente te lleva a vivir en abundancia y generosidad.
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El Eneatipo 6, del temor a la confianza

La pasión del Seis es el MIEDO que acaba en obsesión con la cobardía.

El Seis puede dedicar mucho tiempo y atención a enfocarse en qué es lo peor que puede pasar, y hasta qué punto puede torcerse algo o salir mal.

Tiene miedo de estar solo y no contar con el apoyo y la dirección de un grupo o una persona.

Si el Seis cede ante la sensación desbordante de miedo que le produce todo a su alrededor, se hace cobarde, incapaz de salir de la zona de seguridad y de confort que se ha construido.

Se niega tercamente a considerar nuevas ideas, a confiar en gente nueva o a probar cosas nuevas.

La virtud del Seis es la VALENTÍA que lleva hacia la cualidad divina de fe.

Cuando el Seis deja de desconfiar de sí mismo empieza a desenterrar un manantial interno de valentía.

En vez de dedicarse a los juegos acrobáticos mentales que le juegan sus miedos e imaginaciones, un Seis espiritualmente sano puede vivir su vida con propósito y gran fuerza.

Deja de proyectar sus miedos en otras personas y la  valentía le permite abrirse y confiar más en otros, enriqueciendo profundamente sus relaciones.

La valentía del Seis le hace seguro y le permite dar seguridad a otros, le aporta una independencia sana y le hace colaborativo, aporta liderazgo, positividad y autenticidad.

  • El encuentro y abandono a un Dios amoroso que echa fuera el temor te transforma en alguien lleno de fe y valentía.
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El Eneatipo 7, de la gula a la satisfacción

La pasión del Siete es la GULA que acaba en obsesión con la planificación.

Que la pasión del Siete sea la gula quiere decir que puede llegar a obsesionarse con su necesidad de más – más comida, más diversión, más placer, más aventura, más dinero, ¡más vida! Siempre quiere más en desenfreno.

El problema es que si no logra ponerse límites sanos acaba resultándole imposible “estar” en el momento presente.

Siempre está pensando en lo que va a hacer luego, en cómo va a conseguir tal o cual, y se queda atrapado en un lío de deseos, planes e hipótesis del futuro.

Entonces no está presente en el presente por lo que irónicamente nunca logra disfrutar de todo lo que va logrando o acumulando.

Al no estar presente, no lo disfruta, no le satisface, nunca tiene suficiente, quiere más, planifica más… y el ciclo no para. La pescadilla se come la cola (igual también se come el cuerpo y la cabeza….)

La virtud del Siete es la SOBRIEDAD que lleva hacia la cualidad divina de plan y sabiduría.

Cuando un Siete aprende a practicar la sobriedad es capaz de calmar su propia necesidad de más.

Esto le permite estar presente para sentir toda la gama de emociones posibles, y experimentar cada momento tal y como se presenta.

Esta práctica les abre la puerta a la sabiduría, a profundas ideas sobre la vida, la espiritualidad, el mundo…. Aporta estrategias y consejos realmente útiles.

Su tendencia a ser dispersos y a no comprometerse se va evaporando dando lugar a un clara dirección. Se dedica a lo que comprende que es el propósito de su vida (profesión/llamado) con enfoque, sabiduría y constancia.

  • El encuentro con un Dios que sacia todas tus necesidades te llena de agradecimiento y sobriedad, pudiendo reflejar sus cualidades divinas de planificación, sabiduría y gozo.
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El Eneatipo 8, del exceso a la inocencia

La pasión del Ocho es la LUJURIA que acaba en obsesión con la venganza.

El Ocho convive con un hambre insaciable de intensidad y de desafío constante.

Esto puede manifestarse en comportamientos que realmente son auto-destructivos, como una conducta arrogante y provocadora que va propagando incendios al abrirse paso.

El Ocho tiene una excesiva actitud de confrontación, tanto dirigida a sí mismo como a otros.

La lujuria – ese apetito por lo intenso y lo desafiante – le acaba llevando hasta  la fijación con la venganza.

Aunque lo más probable es que el Ocho sea el que empiece la pelea, insistirá en buscar formas de hacer que pague el que le haya traicionado o fallado.

La virtud del Ocho es la MAGNANIMIDAD que lleva hacia la cualidad divina de Verdad.

Cuando un Ocho se enfrenta y libera de su miedo a ser dominado se convierte en un bello ser vulnerable y abierto al gran corazón que llevaba dentro, enterrado durante tanto tiempo.

A su fuerza, pasión y capacidad de liderazgo añade la práctica de promocionar a otros, de ceder, de confiar y de depender de otros.

Desaparece la prepotencia y arrogancia, y abraza con inocencia causas más grandes que él. Se convierte en el protector y defensor de aquellos que han sido tratados injustamente.

Busca a los débiles y vulnerables y, con toda la fuerza y la intensidad de su voluntad, se dedica a cuidarlos con magnanimidad.

  • El encuentro con un Dios poderoso y justo te libera de tu voluntariedad para poder seguir Su voluntad y verdad.
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El Eneatipo 9, del olvido al discernimiento

La pasión del Nueve es la PEREZA que acaba en obsesión con la indolencia.

En su afán por mantener la paz interior y viéndose incapaz de afrontar los desafíos, el Nueve se desconecta de la vida – Se distancia de la gente, se entumece y se vuelve inactivo.

Cuando se deja gobernar por la pereza llega a ser totalmente incapaz de responder a las demandas de sus sentimientos o los de otros.

Ignora su vida interior y no le importa si se le incluye o no en la vida exterior.

Siente apatía por todo y dice lo que sea por mantener la paz y evitar el conflicto.

Realmente vive vacío, como un cuerpo sin persona.

Su negligencia es peligrosa.

La virtud del Nueve es la ACCIÓN que lleva hacia la cualidad divina de Amor.

Cuando el Nueve comienza a trabajar su vida interior es capaz de comprender y aceptar los sentimientos, necesidades y puntos de vista tanto suyos propios como de otros.

Se esfuerza por comprenderse a sí mismo y afirmar sus creencias y deseos.

Con serenidad y ecuanimidad se arremanga y pone en acción, con decisión y autonomía, para traer paz y armonía.  

Busca formas de vivir que son activamente inclusivas asegurándose que los otros experimentan amor, inclusión y aceptación.

Está realmente presente, conectado a su cuerpo y a sus relaciones.

  • El encuentro con un Dios que ama y da propósito a cada vida te transforma para actuar en su cualidad de amor.

 

Fuentes: Enneagram Paths, Richard Riso y Don Hudson, Chris Heuert

Berta Byler, Eneagrama con leche

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