Una de las diferencias más grandes e importantes entre el Eneagrama y otros sistemas de clasificación de la personalidad es que el Eneagrama no distingue tipos por el comportamiento externo de las personas sino por la motivación interna de cada uno.
El Eneagrama explica cómo se forman los 9 tipos de personalidad según nuestras diferentes motivaciones más profundas, las cuales son resultado de nuestros miedos y deseos más básicos, efectos a su vez de carencias percibidas en nuestras necesidades esenciales.
Te lo explico mejor con mis palabras:
Cítricos, miedos y deseos
Puede que te pase esto: que mires los diferentes eneatipos (que también llamamos indistintamente “números” o “tipos del eneagrama”) y que no sepas identificar muy bien cuál es el tuyo.
Y es que puede ser un poco como estar frente a uno montón de árboles cítricos y que te manden distinguir un mandarino de una lima. Son bastante parecidos en algunas características, como el tamaño, la forma de la hoja, hasta el fruto – por lo menos al principio – pero hasta que el fruto no está más formado es difícil distinguir si es un limón, una naranja, una lima o una mandarina.
Igual se te ocurre algún amigo o amiga a quien crees que te pareces mucho porque tenéis en común un montón de características, pero ¿podríais ser totalmente distintos?
Yo creo que es posible parecer iguales por “fuera”, pero en lo más profundo e interno, ser muy distintos. Es decir, es posible comportarse de una manera similar pero que la motivación interna sea distinta.
Soy de letras y no de ciencias, pero creo no decir un disparate demasiado grande al decir que lo que distingue a un mandarino de un naranjo es una variación (o un par de ellas). Tendrán en común un montón de determinaciones de su ADN pero hay algo distintivo que los lleva a producir fruto diferente.
Con esto entramos a hablar de los miedos y los deseos básicos de los diferentes eneatipos porque lo que hace que un Seis sea un Seis y un Cuatro un Cuatro, es eso: los distintos miedos y deseos.
Todos los humanos compartimos necesidades básicas de supervivencia que nos llevan a sentir miedos o deseos. Vamos a ver que cada tipo del eneagrama tiene un deseo o un miedo más prominente que los demás, y eso es lo que realmente determina el eneatipo.
De dónde viene el miedo
Es inevitable que durante la infancia, por las circunstancias que sean, perdamos el contacto con nuestra naturaleza esencial.
Cada uno tiene experiencias diferentes pero compartimos que en algún momento nuestras necesidades de desarrollo no fueron satisfechas completamente por nuestros padres o entorno.
Necesitábamos atención y nos ignoraron; sentíamos alegría y nos mandaron callar; nació un hermano y nos desplazó; y mil millones de escenas más.
En esos momentos lo que ocurrió es que desconectamos de nuestra esencia: la niña bailarina dejó de expresar su alegría porque su madre tiene jaqueca; el niño temeroso dejó de ver su miedo porque sus hermanos le presionan a ser valiente; la niña segura de sí misma empezó a desconfiar de sí misma porque le salió algo mal y le riñeron; etc.
Como consecuencia de los acontecimientos o circunstancias de nuestra infancia y los mensajes inconscientes que recibimos, hay áreas de nosotros mismos de las que estamos más desconectados o que hemos bloqueado.
Ese bloqueo provoca a su vez que esas necesidades estén sin satisfacer (o no del todo) y eso a su vez produce en nosotros una reacción de ansiedad. De esta ansiedad nacen nuestros miedos.
¿Qué activa nuestra personalidad?
Nuestros miedos son los agentes que activan nuestros mecanismos de defensa y por lo que nos llegamos a poner la máscara de nuestra personalidad. Cada miedo básico toma una forma distinta: uno de los 9 tipos de personalidad.
Verás la lista de los miedos básicos del eneagrama y dirás “bueno, yo tengo todos estos miedos”.
Y claro que sí, en mayor o menor medida apreciamos todos los mismos temores ya que los miedos básicos son alarmas de necesidades esenciales que todos compartimos como seres humanos para sobrevivir.
Lo que nos distingue es que hay un miedo prominente en cada persona. Aquel que más hemos bloqueado en nuestra infancia por a) o por b).
Mensajes recibidos en la infancia
Lo que ocurre es que de una forma inconsciente, casi como si fuera subliminal, nuestros padres y las figuras importantes en nuestra infancia nos envían mensajes sobre nosotros constantemente.
O igual sería más acertado decir que recibimos mensajes (sin que nadie “nos los envíe”).
Estos mensajes afectan cómo nos vemos, cómo formamos nuestra identidad, y tienen un gran impacto en determinar hasta qué punto seguimos conectados con nuestro yo esencial, es decir, hasta que punto nos permitimos ser totalmente nosotros mismos.
Estos son los mensajes inconscientes que cada número ha recibido de forma más fuerte e impactante:
Eneatipo 1 “No está bien cometer errores”.
Eneatipo 2 “No está bien tener necesidades”.
Eneatipo 3 “No está bien tener sentimientos de identidad”.
Eneatipo 4 “No está bien ser demasiado práctico ni demasiado feliz”.
Eneatipo 5 “No está bien sentirse a gusto en el mundo”.
Eneatipo 6 “No está bien confiar en sí mismo”.
Eneatipo 7 “No está bien depender de alguien para nada”.
Eneatipo 8 “No está bien ser vulnerable ni confiar en alguien”.
Eneatipo 9 “No está bien hacerse valer”.
Fuente: Sabiduría del Eneagrama (Riso-Hudson)
Los miedos básicos
Como decíamos, según los mensajes que hayamos recibido de niño, unas u otras necesidades estarán más bloqueadas e ignoradas despertando en cada uno nuestro miedo básico.
Al leer esta lista te darás cuenta de que tienes en mayor o menor medida todos estos temores, es natural; pero en todos nosotros hay uno que es el que marca y motiva tu comportamiento por encima de los demás:
Estos son los temores o miedos profundos de cada tipo de personalidad del Eneagrama:
Eneatipo 1 Miedo a ser malo, corrupto, perverso o imperfecto.
Eneatipo 2 Miedo a ser indigno de amor.
Eneatipo 3 Miedo a ser despreciable o a carecer de valor inherente.
Eneatipo 4 Miedo a carecer de identidad o de no ser importante.
Eneatipo 5 Miedo a ser inútil, incapaz o incompetente.
Eneatipo 6 Miedo a carecer de apoyo u orientación.
Eneatipo 7 Miedo a ser desvalido o quedar atrapado en el dolor.
Eneatipo 8 Miedo a ser dañado o controlado por otros.
Eneatipo 9 Miedo a perder la conexión, a la fragmentación.
Fuente: Sabiduría del Eneagrama (Riso-Hudson)
Los deseos básicos
La relación entre nuestros deseos y nuestros miedos básicos es tan natural como desear comer cuando sientes hambre es: siempre van de la mano retro-alimentándose. No son la misma cosa pero sí, en cierto sentido, caras de una misma moneda.
Nuestro deseo básico es como el destino que has puesto en tu GPS, es lo que de una forma inconsciente te motiva, te dirige, afecta tus actitudes y tus decisiones. Es el fin para el que estás programado, lo que tu ego se afana por conseguir.
Cuando te das cuenta de esto ¡es liberador! ¿Porqué? Puedes seguir esta determinación de tu ser o puedes libremente escoger otro destino.
En ocasiones yo me doy cuenta, como Nueve que soy, de que estoy evitando hacer algo porque temo que me quite la paz y la armonía y lo que más deseo inconscientemente es estar en paz – ese es mi destino predeterminado. Lo que pasa es que a veces veo que lo que estoy evitando hacer afecta mis relaciones más importantes o por ejemplo la salud de mis hijos. Y en esos momentos puedo escoger poner por encima de mi deseo básico otro deseo (como el de ser buena madre, cuidar mis relaciones, etc.).
Así como mi miedo básico limita la medida en la que yo realmente me permito ser yo mismo (mi verdadero yo, mi esencia, quien he sido creado…), el deseo básico también, porque marcará mi camino y no cederá el control hasta que haya obtenido su fin.
Aunque el deseo básico puede llevarme muchas veces a buen término (a conseguir cosas que deseo y son válidas, buenas y correctas) sin domar, el deseo básico puede degenerar cuando por conseguir lo que quiere llega a atropellar otros de mis deseos o valores.
Conocer nuestra tendencia nos ayuda a observar nuestra forma de vivir y asegurarnos de que nuestro deseo principal no degenera y nos destruye.
Estos son nuestros deseos básicos según los eneatipos:
Eneatipo 1 Deseo de integridad (degenera en perfeccionismo crítico).
Eneatipo 2 Deseo de ser amado (degenera en necesidad de ser necesitado).
Eneatipo 3 Deseo de ser valioso (degenera en afán de éxito).
Eneatipo 4 Deseo de ser uno mismo (degenera en autocomplacencia).
Eneatipo 5 Deseo de ser competente (degenera en especialización inútil).
Eneatipo 6 Deseo de seguridad (degenera en fuerte apego a creencias).
Eneatipo 7 Deseo de ser feliz (degenera en escapismo frenético).
Eneatipo 8 Deseo de protegerse (degenera en lucha constante).
Eneatipo 9 Deseo de estar en paz (degenera en terca negligencia).
Fuente: Sabiduría del Eneagrama (Riso-Hudson)
La esperanza de ser quien somos
Sea como sea que haya sido nuestro pasado y lo fuertemente que nos veamos dominados por nuestros miedos o deseos, la verdad es que en el fondo seguimos teniendo nuestra esencia esperando, atada pero intacta, a que la rescatemos y desatemos.
Es posible si queremos y nos esforzamos un poquillo descubrirnos, amarnos, respetarnos y ayudarnos a ser quien hemos sido creados para ser o quien quieres llegar a ser. El autoconocimiento, el trabajar el carácter y la integridad, el escuchar a las personas que tenemos cerca, el tener compasión de otros y de nosotros mismos, son herramientas útiles en nuestras manos.
¡Encuéntrate y sé tú! ¡Eres único, valioso e importante!
Si no lo has hecho ya, te aconsejo ahora leer el artículo sobre las alas… ¡sobretodo si tienes ganas de crecer y echarte a volar!