Estaba preguntándome sobre qué tema escribir para marcar el cuarto aniversario de “Eneagrama con leche” cuando me vi, por segunda vez en un par de semanas, viajando con unas buenas amigas por España. Ahí surgiría la idea.
Se trataba de otro viaje inesperado, de cinco horas hasta nuestro destino, donde pasaríamos unas pocas horas y luego emprenderíamos el viaje de vuelta. Íbamos a un funeral. Otra vez. Ya nos pesaban los trozos del corazón.
Ahí, tomándonos un café con leche (y mucho azúcar para enfrentar el memorial que nos esperaba) una de mis amigas tipo 1 se preguntaba en voz alta cómo deberíamos actuar y qué decir al llegar y saludar a los familiares. Me preguntó por el eneagrama, que qué enseñaría sobre cómo actuar en un funeral según el tipo de familiar superviviente.
Así que, aunque soy en general optimista, bromista y perezosa para las cosas tristes de la vida, aquí estoy. Aquí estamos. Porque es inevitable enfrentarnos a la muerte. Y ya quisiéramos que fuera una sola vez, pero no: son muchas.
Hace 4 años lancé “Eneagrama con leche” con una serie sobre miedos (enlazando con las fechas de Halloween) seguida de otra sobre cómo actúa cada eneatipo en el sufrimiento (lo publiqué el Día de Todos los Santos, 1 de noviembre).
Cuatro vueltas al sol y vuelvo al mismo tema: Cómo somos cada uno en situaciones de sufrimiento, duelo y cómo podemos acompañar a las personas que están pasando por el valle de sombra de muerte.
Mi intención en este artículo no es más que darte algunas pistas e ideas, espero que te sirvan sobretodo para observarte y cuestionarte cómo enfrentas tú el duelo.
Esta lectura también puede darte algo de luz sobre cómo están atravesando situaciones de dolor personas cercanas a ti. Usa lo que te cuento para entablar conversación, pregunta, escucha (no asumas), y sobretodo: acompaña.
Podemos estar en duelo y dolor por distintas razones. Sí, lo primero que nos viene a la mente es por la muerte de un ser querido, pero, a veces también podemos estar en duelo por otras pérdidas: una amistad, un matrimonio, un trabajo, un sueño, un proyecto, una mudanza, una enfermedad…
Ninguno elegiríamos el duelo pero es un proceso necesario que nos ayuda a digerir el dolor de lo sucedido y la carencia de lo perdido. El duelo nos ayuda a prepararnos para la nueva realidad, nos lleva a conocernos de una manera más profunda y real, puede enriquecer nuestras amistades y relaciones cercanas, y puede cambiar nuestra perspectiva y llevarnos a más consciencia, más satisfacción…
Cuando mi marido y yo perdimos a nuestro primer hijo, cada uno reaccionamos y procesamos de una manera. Doy gracias a Dios que ya conocíamos el Eneagrama porque si no, por lo menos para mí, hubiera sido muy duro ver cómo atravesaba mi marido esa situación, de una manera tan distinta a la mía que hasta a veces me ofendía o causaba más dolor.
Antes de empezar a ver cada eneatipo me gustaría decir, en cuanto al duelo, que:
Te voy a hacer un resumen de cómo enfrentamos el duelo cada eneatipo y te recuerdo que si necesitas acompañamiento hay toda suerte de profesionales a tu alcance. Desde psicólogos y terapeutas a coaches de eneagrama como yo.
No tienes porqué pasar por el duelo en soledad.
“Nos conviene aprender todo lo que podamos, utilizando la sabiduría del Eneagrama, para que podamos hacer el duelo de maneras que nos den vida, mejoren nuestra capacidad de aceptar la pérdida y nos permitan seguir avanzando”. – Suzanne Stabile
Uno de los cuatro grandes temas existenciales de los que hablan Irvin Yalom o Groves y Klauser, tiene que ver con la libertad y la voluntad propia, y el Dr. David Daniels señala que este tema está directamente relacionado con los temas de la tríada de la acción (eneatipos 8, 9 y 1).
Para estos tipos la pérdida y la muerte sacude su sentido de valor personal y si lo pierden o es dañado se llenan de ira y rabia. El camino de crecimiento pasará por el perdón y por la responsabilidad, ese llenar los pulmones, tragar saliva y volver a tomar las riendas.
Otro de los grandes temas existenciales tiene que ver con el aislamiento. En relación a esto, los tipos 2, 3 y 4, que conforman la tríada del sentimiento, buscan conexión y amor, y cuando no lo encuentran, lo pierden o es dañado, se angustian profundamente.
En momentos de duelo y pérdida luchan con el vacío y la depresión y alcanzarán sanidad en caminos de amor y de relación auténtica con otros y consigo mismos.
La tercera gran preocupación del existencialismo es la que muchas veces nos viene primero a la mente ¡el vivir o morir! Tiene que ver con nuestra necesidad básica de seguridad que cuando sentimos no está cubierta o está amenazada nos lleva a tener miedo y ansiedad.
Estos son los temas principales de la tríada del pensamiento, los eneatipos 5, 6 y 7. Cultivar una vida íntegra y auténtica nos separará de las garras de la desesperanza.
Hemos visto como el centro de inteligencia preferente de cada eneatipo se relaciona con uno de los cuatro temas principales del existencialismo, lo cual, a mí, me parece súper curioso.
La cuarta gran preocupación que nos queda por mencionar trata de algo que nos concierne a todos los eneatipos, la búsqueda del sentido vital. ¿Qué significado o importancia tiene esta vida? ¿Es el amor el antídoto de la desesperación? ¿Hemos nacido para conocer amor? ¿para ser amados y dar amor? El eneagrama y yo, pensamos que sí.
Fuentes: Dr. David Daniels y todo lo que leo y escucho, sobretodo Suzanne Stabile y Mario Sikora.
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