Depende de cómo te hayas topado con el Eneagrama de la Personalidad, puede parecerte una especie de maravilla divina, una cuasi-religión, algo tipo-horóscopo, una tontería absurda, y todas las posibilidades entre una cosa y otra.
Yo defiendo que el Eneagrama es un sistema de representación de la personalidad que podemos usar de una manera muy efectiva en nuestro autoconocimiento y de ahí, utilizar en nuestro proceso de madurar, integrar, tomar decisiones y mejorar nuestras relaciones.
Al ser algo potencialmente tan “poderoso” corremos el peligro de adentrarnos en todas las teorías, tríadas, corrientes y misterios que hay sobre el Eneagrama llegando a convivir con el Eneagrama como algo místico y curioso pero que tiene poco efecto real en nuestra manera de vivir y sobretodo, en nuestro proceso de maduración.
Para poder ponerlo en práctica, para poder bajarlo de la nube, arrancarlo de las páginas y hacer que tenga algo de sentido en nuestro día a día, debemos encontrar formas de simplificarlo y de traerlo a tierra.
Hoy te propongo cuatro preguntas para hacerte de vez en cuando.
Sin prisa, sin normas, según vayas caminando, creciendo, luchando, cayendo o conquistando.
Las preguntas son:
Ser consciente del tirón de nuestro centro de inteligencia nos ayuda a calmarnos y equilibrarnos. Aceptar que hay una necesidad insaciable que marca el destino de mi piloto automático me ayuda a aceptar y llevarme mejor con otras personas, así como a dar valor a otros deseos y necesidades que yo pueda tener.
Cada uno tenemos nuestra propia definición de lo que es “estar bien” y, por supuesto, vamos tras ello. Hay cosas que deseamos y que nos esforzamos por crear o conseguir, y cosas que evitamos o destruimos con la misma pasión. Recordar qué es lo que queremos de forma inconsciente nos ayuda a traerlo a la conciencia y a buscarlo, pero de una forma más intencional, sana y efectiva.
Hay mensajes que en nuestra cabeza tienen el volumen demasiado alto y otros que parece que no hay forma de que los captemos. Parar y considerar qué estamos escuchando así como cuál es la narrativa que estamos que estamos creyendo y formando es otro punto necesario en el mapa donde podemos escoger libertad y una existencia mejor integrada con la realidad.
Es importante que trabajemos en nuestro desarrollo y más aún que nos relajemos y disfrutemos. Lo que pasa es que cuando dejamos de ser intencionales pueden empezar a crecer malas hierbas en áreas que ya “nos habíamos trabajado”. Necesitamos saber cuáles son esas malas hierbas, es decir qué actitudes, comportamientos o sentimientos nos indican que estamos creyendo algo que no nos conviene, por ejemplo.
Este es un artículo breve; una pequeña reflexión que espero que completes leyendo los artículos a los que he enlazado en el texto.
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